Níger forma parte de los países menos desarrollados del mundo. Entre sus principales retos están el crecimiento demográfico, la migración y la seguridad. Swisscontact ha estado trabajando en Níger desde 2005, a fin de apoyar a la población joven en sus esfuerzos por encontrar empleo, fortaleciendo así la economía local.
Níger ocupa el último lugar de los 189 países analizados en el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas. El 40% de los 23 millones de habitantes del país que vive en la región del Sahel está en extrema pobreza. La mitad de la población es menor de 15 años. El desempleo juvenil es muy alto. Cada año inundan el mercado laboral 400,000 nuevos jóvenes carentes de formación.
Por otro lado, esos jóvenes constituyen un enorme potencial para el desarrollo económico y social del país. ¿Logrará esta nación aprovechar de manera productiva toda esa fuerza laboral desempleada? Para el gobierno de Níger, reducir el desempleo es un tema esencial, pero primero que todo es importante establecer la estructura institucional que se necesita.
Si bien en Níger existe un sistema tradicional e informal de capacitación profesional, éste consiste en que los aprendices observen a un especialista de su oficio y luego copien sus métodos. Esa capacitación es muy lenta −aprender mecánica, por ejemplo, puede tomar diez años− y no está basada en un programa de estudios ni contempla una remuneración. Así que son pocas las familias que pueden permitirse esa inversión. Especialmente en las zonas rurales, la disponibilidad de formación profesional de alta calidad y adaptada al contexto local es sumamente limitada.
En ese contexto, Swisscontact puede aprovechar su experticia acumulada para brindar un valioso apoyo. Mediante el Programa de Apoyo al Desarrollo de Habilidades Rurales en Níger, financiado por la COSUDE, Swisscontact está facilitando la integración profesional de los jóvenes mediante varias iniciativas. Numerosos cursos de capacitación en zonas rurales están adaptados a las necesidades de la juventud local.
La agricultura, ganadería y avicultura, así como la medicina veterinaria y la mecánica agrícola son sectores que frecen buenas oportunidades de ingreso. Desde la perspectiva socioeconómica, es importante que la juventud pueda crear un futuro profesional en contextos rurales, para que ellos y ellas no deban emigrar en su totalidad a las ciudades o a países vecinos. Además de la capacitación, otros componentes importantes de este proyecto son la información y la orientación vocacional. Gracias a este apoyo, los jóvenes están conociendo las oportunidades de capacitación que existen y, por consiguiente, pueden hacer sus propios planes.
La tercera fase del proyecto concluirá en 2021. Hasta entonces, Swisscontact se enfocará en transferir a los actores locales y regionales los mecanismos que ha desarrollado. Ésta es una condición esencial para que Swisscontact pueda retirarse poco a poco en la medida en que se vayan institucionalizando los cursos de formación y se expandan a otras regiones. Cuando se llegue a ese punto, y gracias al proyecto, 43,000 hombres y mujeres jóvenes habrán encontrado su vocación profesional.
Desde 2017 hasta finales de 2019 el proyecto ha ayudado a 14,920 jóvenes (de los cuales 6,867 son mujeres) a completar su formación profesional o a recibir apoyo para encontrar empleo mediante, por ejemplo, servicios de asesoramiento profesional.
5,115 personas han encontrado empleo, y 5,062 han logrado auto emplearse.
Desde 2017 hasta finales de 2019 el proyecto ha ayudado a 14,920 jóvenes (de los cuales 6,867 son mujeres) a completar su formación profesional o a recibir apoyo para encontrar empleo mediante, por ejemplo, servicios de asesoramiento profesional.
5,115 personas han encontrado empleo, y 5,062 han logrado auto emplearse.
Sophie Rosman dirige la oficina de Swisscontact en Níger desde enero de 2019. Antes se había desempeñado como directora adjunta de país. Ella explica la estrategia que sigue Swisscontact en Níger.
¿Cómo se destaca particularmente el trabajo de Swisscontact en Níger?
Swisscontact lleva más de 15 años apoyando a los actores en el área del desarrollo de capacidades en Níger. Al hacerlo, obtuvimos conocimientos excepcionales sobre el sistema de educación profesional y los actores locales que participan en él. La estrategia de Swisscontact se basa en generar oportunidades para desarrollar habilidades que reflejen las necesidades del contexto y del mercado local, y promuevan la empleabilidad y el empoderamiento de la juventud. La calidad de nuestro trabajo se basa en la capacidad de nuestros colegas para poner en práctica sus conocimientos técnicos y en saber escuchar a nuestros socios y a las comunidades.
¿En qué medida el "Programa de apoyo al desarrollo de la capacidad rural en el Níger" aborda los problemas que afronta el Níger?
En Níger, el sector rural informal suministra entre el 80 y el 90% del empleo, determinado en gran medida por la agricultura y la crianza de animales. En este difícil contexto general, el país tiene el reto de ayudar a los jóvenes a encontrar empleo. El problema se agudiza debido a que los jóvenes no tienen ni las habilidades ni la experiencia profesional que se requieren. El país carece de una formación profesional que refleje las necesidades de esa población. Swisscontact está elaborando programas de capacitación inclusivos que se ajustan a las necesidades locales. La fuerza de esos programas de capacitación radica en su capacidad para facilitar una integración rápida y relativamente económica en el mercado laboral. De ese modo, podemos llegar a gran cantidad de jóvenes en poco tiempo. Y podemos contribuir a desarrollar la economía local de las zonas rurales al mismo tiempo que ayudamos a los jóvenes a encontrar empleo.
¿Existe un vínculo entre este proyecto y otros que está ejecutando Swisscontact en Níger?
El Programa de Apoyo al Desarrollo de Habilidades Rurales en Níger es uno de los proyectos representativos de Swisscontact en este país. Durante ocho años hemos estado poniendo a prueba varios tipos de capacitación, desarrollando más algunos de ellos y expandiéndolos. Ejemplo de ello son los Sitios Integrales de Formación Agrícola (SIFA). Los jóvenes pueden completar una formación agrícola inicial en un SIFA. La enseñanza tiene lugar en el aula y en el campo. El objetivo de esos SIFA es formar a jóvenes empresarios agrícolas que luego se harán cargo de gestionar su empresa familiar. Actualmente esos SIFA forman parte del sistema de formación profesional de Níger, y se han expandido gracias a otros proyectos de Swisscontact y de otras organizaciones.
La capacitación profesional de alta calidad brinda a los jóvenes (mujeres y hombres) los conocimientos y capacidades que les pueden servir para realizar su potencial y contribuir a la economía local. El Programa de Apoyo a la Capacitación Rural en Níger ha elaborado varios planes de estudio que reflejan las necesidades de la población joven que habita en zonas rurales, mismas que presentaremos en las siguientes diapositivas.
La formación agrícola permite a los jóvenes poner en práctica nuevas actividades en sus fincas familiares. Por ejemplo, aprenden a plantar hortalizas durante la temporada seca. De ese modo pueden contribuir a asegurar y diversificar los ingresos familiares. La formación, que se imparte en dos períodos de cuatro meses cada uno, incluye cursos de horticultura, crianza de animales y procesamiento de alimentos. Incluye también lectoescritura básica y otras habilidades sociales. Las asociaciones locales de agricultores son las encargadas de suministrar los espacios de capacitación y a su personal. En Níger, esos espacios de capacitación se conocen como Sitios Integrales de Formación Agrícola o SIFA.
Saliya Oumarou es capacitadora en un SIFA de la municipalidad de Lokoko. “Mi día comienza a las ocho de la mañana en el centro SIFA de capacitación. Los aprendices trabajan en el campo y por la tarde asisten a clases de procesamiento de alimentos, crianza de ganado y lectoescritura. De los 50 aprendices, 21 son mujeres jóvenes. Más adelante quisiera seguir yendo a la escuela y estudiar agronomía. Me he decidido por la agricultura para ayudar a mi familia a trabajar la tierra y mejorar nuestras cosechas, para que así ellos no tengan que vivir en la pobreza”.
Se imparten cursos breves para jóvenes que no tienen certificado escolar a fin de ayudarles a conseguir pronto un empleo. Durante cuatro o seis semanas adquieren conocimientos técnicos básicos que les permiten obtener ingresos ya sea como empleados o como profesionales autónomos. El contenido de la capacitación surge del contexto local y de los deseos y necesidades de los jóvenes.
Sahabi Oumarou, oriundo de Dioundiou, arreglaba las fugas de agua, aunque no estaba formalmente capacitado para ello. Por ello, completó un curso de formación para fontaneros organizado por Swisscontact. “La formación me ayudó a aprender nuevas habilidades técnicas y a descubrir otros servicios que ahora puedo ofrecer. Eso me motivó a montar mi propia empresa en el 2015. Ahora instalo tuberías de agua y drenaje y reparo extinguidores de incendios y otros equipos. También empecé a trabajar en la agricultura: instalé un sistema de riego, por ejemplo. Y además capacito a los empleados en mi taller”.
Este tipo de apoyo se destina a jóvenes que ya son activos en determinada profesión. Su estructura es modular y flexible como la “Formación de capacidades primarias”.
Abdoul Aziz Alassane Gaoh (33) oriundo de Dogondoutchi, trabaja como tractorista en obras de construcción. Cuando no hay construcción en marcha, trabaja en mecánica automotriz. A fin de mejorar sus destrezas como mecánico, se inscribió en un curso de formación continua de 15 días sobre cuidado y mantenimiento de tractores, mismo que fue organizado en el centro de capacitación de Doutchi como parte del proyecto. Así lo cuenta: “Esta capacitación fue muy útil para mí. Ahora soy un tractorista profesional y mecánico de tractores. Yo manejo mis propias máquinas y además me contratan de otras empresas para que les dé mantenimiento a las suyas”.
El objetivo de este servicio de asesoría es proporcionar información a la población joven, orientarlos en la elaboración de sus planes profesionales y finalmente ayudarles a conseguir empleo. El servicio se destina tanto a jóvenes que no tienen un empleo estable y cuya situación económica es precaria, como a jóvenes que desean desarrollar una nueva profesión. Mediante la asesoría, estos hombres y mujeres jóvenes obtienen un panorama de las opciones y servicios de que disponen y se enteran de cuáles sectores son los que se espera que crezcan. Este servicio se brinda a través de la administración municipal.
Aminou Oumarou se desempeña como asesor en el centro de orientación de Doutchi. “Trabajé para la oficina de inspección de la formación profesional y me destinaron a este centro de orientación a finales de 2017. Al principio se me hacía un poco aburrido, pero con el tiempo me encantó este trabajo, sobre todo cuando puedo ayudar a una persona joven en su búsqueda de empleo. Vamos con frecuencia al Fada (un centro de recreación para jóvenes) a informar a los jóvenes sobre lo que ofrecemos. Algunos se me acercan directamente cuando estoy en el pueblo, y me hacen preguntas”.
En cursos de dos años, estas escuelas imparten los conocimientos básicos y la habilitación para ejercer un determinado oficio. Aquí también la alfabetización es un componente importante de los cursos. Estas escuelas son públicas y las gestionan las respectivas municipalidades.
Yahouza Idrissa imparte enseñanza a quienes desean ejercer la mecánica automotriz en Doutchi. El propio Yahouza recibió capacitación a través de Swisscontact. “Los aprendices vienen aquí dos veces por semana. Durante tres días trabajan en un taller donde aplican lo que han aprendido. Aparte de las horas de clase yo trabajo en un garaje para así perfeccionar mis habilidades. Me gusta enseñarles a los jóvenes una profesión que les permita ganarse la vida”.
Esta formación permite a los jóvenes avanzar como técnicos. Un requisito es que completen al menos una pasantía de seis meses en un taller, con apoyo del empleador. Durante un periodo máximo de dos años siguen trabajando en el taller y al mismo tiempo toman clases en un centro de formación. Estas capacitaciones las gestionan asociaciones de gremios locales.
Tras haber fallado en sus exámenes, Aïcha Amadou dejó la escuela y decidió trabajar en el taller de herrería de su padre. Mucha gente criticó su decisión: “Esa profesión no es para muchachas”, opinaban. El padre de Aïcha la apoyó en su elección. En 2017 inscribió a su hija a un curso de 14 meses en la asociación del gremio. Ella se esmeraba y estaba muy motivada, por lo que terminó el curso siendo la segunda mejor aprendiz de su clase. “No tengo palabras para describir cuánto me ha cambiado este curso. Y, además, el que más se beneficia es nuestro taller. La confianza que tiene mi padre en mi trabajo sigue creciendo. Hace poco me pidió que me encargara de los aprendices más jóvenes. Él cuenta conmigo para tomar las riendas del negocio como su sucesora”.
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